EFE. 26.06.2013
Un camión de grandes dimensiones ha pasado ocho horas encajonado en una calle de
Arroba de los Montes (Ciudad Real), después de que su conductor, de nacionalidad alemana,
decidiera llevar el vehículo por esa vía, siguiendo la ruta que le marcaba el GPS.
VOLVEMOS, VOLVEMOS...
He publicado esta noticia antes de seguir con la crónica gabacha para captar vuestra atención. ¿Creéis que voy a despotricar del GPS? Estáis absolutamente equivocados. Años sufriendo el GPS para llegar a pueblos cercanos o a rutas no adecuadas y, cuando hace realmente falta, pues NO HAY GPS. Antes de pegaros la continuación del folletín "A la conquista de la Bretagne..." proclamo bien alto: QUIERO UN GPS CUANDO HACE FALTA, ¿POR QUÉ NO LO LLEVASTEIS, POR QUÉ, POR QUÉ?
Yo misma respondo: porque los viajes son más entretenidos cuando uno no sabe dónde va a dormir y acaba de ambulante, más o menos. Atención, que sigue. PIDO A LOS FOTÓGRAFOS QUE INCORPOREN LOS TESTIMONIOS GRÁFICOS OPORTUNOS.
Un camión de grandes dimensiones ha pasado ocho horas encajonado en una calle de
Arroba de los Montes (Ciudad Real), después de que su conductor, de nacionalidad alemana,
decidiera llevar el vehículo por esa vía, siguiendo la ruta que le marcaba el GPS.
VOLVEMOS, VOLVEMOS...
He publicado esta noticia antes de seguir con la crónica gabacha para captar vuestra atención. ¿Creéis que voy a despotricar del GPS? Estáis absolutamente equivocados. Años sufriendo el GPS para llegar a pueblos cercanos o a rutas no adecuadas y, cuando hace realmente falta, pues NO HAY GPS. Antes de pegaros la continuación del folletín "A la conquista de la Bretagne..." proclamo bien alto: QUIERO UN GPS CUANDO HACE FALTA, ¿POR QUÉ NO LO LLEVASTEIS, POR QUÉ, POR QUÉ?
Yo misma respondo: porque los viajes son más entretenidos cuando uno no sabe dónde va a dormir y acaba de ambulante, más o menos. Atención, que sigue. PIDO A LOS FOTÓGRAFOS QUE INCORPOREN LOS TESTIMONIOS GRÁFICOS OPORTUNOS.
4ºDIA 8 DE
AGOST O JUEVES BILBAO-BURDEOS 333KM +-
De nuestra corresponsal M.N.
La Isabelita
vuelve al hogar y la Jefa se integra definitivamente. En plena ruta
la azafata de turno, Gloria, le da las instrucciones precisas, en el
lenguaje internacional de todas las azafatas de vuelo, para su
seguridad en el viaje, los huequecitos en los que podrá poner su
exiguo equipaje, el que nos corresponde a los demás y en los que
todos tenemos algo, Mº Jesús sonríe y parece que la aventura no le
decepcionará, al contrario, un sueño cumplido.
Pensábamos que
resultaría un trayecto rápido, pero esto no pasa de los 100km/h (so
pena de desintegrarse), algunas paraditas para aliviarse la vejiga y
el “mono”, reubicación de las pertenencias, comida, lectura,
siestas, conversación, opiniones encontradas etc... nos acercan
hasta Burdeos. Tratamos de encontrar un camping que desde otra
caravana nos dijeron que existía, pero resultó misión imposible,
después de entrar y salir por distintas carreteras que rodeaban
Burdeos o sus cercanía, aparcamos en la misma ciudad a las ocho de
la tarde (a donde fueres haz lo que vieres) a las orillas del
inmenso río Garonne y sus preciosos puentes, en una zona que
parecía de botellón y eso que aquí son muy parcos con el alcohol
porque es carísimo, una cerveza 3 ó 4 €
Nos arreglamos y
marchamos a conocer la ciudad; nos metemos por un arco que nos
parecía nos llevaría a algo, ese algo al principio nos pareció un
barrio bastante dejado, habitado principalmente por emigrantes y con
poco que ofrecer. Estábamos decepcionados pero con hambre y
buscando, buscando, llegamos a una plaza con una bella catedral
gótica ¿S. Agustín podría ser?
Entramos en el
único sitio en el que había mesas libres, una pizzería, que
terminó siendo una feliz decisión: pizzas deliciosas, camareros
solícitos y abundante vino del país
Volvemos
felicísimos y contentísimos, aunque desilusionados por la dejadez y
suciedad en la que encontramos a la deseada Bordeaux.
Se nos olvidó al
volver a la Garonne con unas preciosas y bien cuidadas zonas verdes
en sus alrededores que en esa noche tenían hasta una ¿verbena?, lo
que sea, estaban bailando y ya que estábamos allí y tan a gustito
pues bailamos ¡perfecto! un agradable pase a la luz de la luna, en
un entorno cuidado y acogedor y muchas risas. Cuando llegamos a
nuestro hogar-caravana nos encontramos con varios coches aparcados
con gente joven con música puesta (poquitos y con la música bajita,
en feria fliparían) nosotros hacíamos más ruido que todos ellos
juntos; justo al lado estaba una parejita dentro del coche pero como
no pareció importarle nuestra presencia pues nos animamos y sacamos
la manta y los chupitos, después de otro rato de risas al
sarcófago, previa meada en la calle
¡Estos
españolitos haciendo patria!
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